miércoles, 29 de septiembre de 2010

Angeles.

 

Estaba en una terraza, llevándome todo el sol a mi piel. Cerveza en mano y cigarro en pulmón.
Llamaste por teléfono, diciéndome las nuevas condiciones de nuestro contrato.

El trabajador en respuesta a las necesidades de la Pareja, podrá desempeñar indistintamente cualquier función, sin más limitaciones que las pertenecientes a su grupo profesional como media naranja
La empresa por necesidades económicas, organizativas o de producción estará facultada para desplazar temporalmente al trabajador a cualquier punto de la casa o ciudad, para lo cual no será necesario notificarlo con antelación suficiente a la fecha de su efectividad.
El trabajador deberá desarrollar sus tareas conforme a los procedimientos y reglas de trabajo internos establecidos por la pareja a través de los documentos de formación de línea, seguridad e higiene

Así el trabajador conoce, acepta y se obliga a prestar sus servicios conforme a las normas internas establecidas. El incumplimiento de dicha normativa interna se considerará como trasgresión de la buena fe contractual en los términos que establece la legislación vigente.


Esto añadido a todas las condiciones anteriores me hizo pensar que en esto había gato encerrado…

Tal que así: “Ummmmm…. Aquí hay gato encerrado”

Fue cuando dijiste que firmase la nueva ampliación de contrato con sangre, la cerveza se me fue por mal sitio y me morí en mitad de aquella terraza.. Con las ganas que tenía de reírme en tu cara estirada.

Pero bueno, ahora solo firmo los contratos de alquiler de mi parcela en el cielo. No me sale excesivamente caro, solo tengo que bajar a la Tierra y susurrar consejos a ese, a esa, o a aquel, dos veces por semana.
Es fácil jugar así con la gente. Puedes reírte mucho.
Por ejemplo, a ese chaval al que le acaba de dejar la novia, ha suspendido los exámenes o le han echado del trabajo le dices algo como: “tu vida es una mierda, no vas a poder superarlo” Y en cosa de tres minutos, a sus 25 años, encuentra una pistola y se pega un tiro.

Claro, mis compañeros actúan de forma gloriosa, casi milagrosa con todos los sujetos a los que susurramos, dándoles consejos para que sean felices…que superen sus problemas y todo eso, pero es demasiado aburrido, lo de provocar desgracias es como más placentero y la eternidad se hace menos aburrida, más corta, vamos.





Esto va dedicado a todos los que se hayan pegado un tiro esta semana, aunque solo hayas sido tu, colega. Porque a veces no nos vienen del cielo ángeles blancos, en ocasiones existen barreras, ya sabes, los límites de la felicidad reñidos con los de la razón… y no podemos ver un poco más allá, a veces es difícil volver a ser persona… y cuando te quitan medio corazón para comérsele con guarnición de culpa, pues eso, duele tío. Y supongo como te sentías al morder el metal de eso que te ha quitado la vida.
No olvides, ahora que tu mismo pagas tu pequeña parcela, patearle el culo a ese ángel que susurra estupideces al oído de los débiles, y nunca, nunca, seas como el.

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